Esta idea se me ocurrió al asistir a una jornada de anillamiento de águila pescadora en las marismas del Odiel. La sencillez de los diseños que vi, y su utilidad para la conservación de la especie, me empujaron a realizar las primeras pruebas en invierno. Con este voluntariado, he tenido la oportunidad de realizar la prueba piloto para ver si la colocación y diseño de los posaderos creados es más atractiva para rapaces, y concretamente, para águila pescadora, que el resto de posibles posaderos de la zona.
Voluntarios clavando los travesaños en el mástil del posadero. |
Para los voluntarios, trabajar con troncos y postes que ellos mismos habían ido recogiendo días antes del propio entorno era reconfortante por el mero hecho de tener un tamaño poco manejable. Tener que cortar los extremos, y trabajar determinadas partes para la instalación de travesaños-posaderos obligó a que dividiesen las tareas.
Voluntario cavando el hoyo donde se insertaría la base del posadero. |
Mientras unos preparaban el posadero, otros creaban el hoyo donde iba a ser instalado cavando hasta donde era posible. Luego se insertaba el posadero, y mientras unos sujetaban, otros utilizaban los mangos de las azadas para aplastar concienzudamente la tierra que unos terceros aportaban. El resultado fue 3 posaderos colocados (cada uno de un diseño) en diferentes puntos del embalse de Aracena. El objetivo es ir creando un hábito en las rapaces para situarse en localizaciones fáciles de visualizar, y quizás, con los años, colocar réplicas de las trampas usadas en el Odiel por si algún día hubiera que realizar algún tipo de manejo.
Voluntarios levantando el último posadero colocado. |
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