EN SU JUSTO EQUILIBRIO

La gineta (Genetta genetta) es uno de los carnívoros más singulares de la Península Ibérica. Su pelaje moteado, su cola anillada y su extraño linaje hacen de ella un habitante exótico en comparación a la mayoría de carnívoros europeos. Aún se sigue investigando su origen, aunque parece ser que todo apunta a que al menos a la Península, llegó durante la conquista islámica. 

Esta hembra de gineta fue atropellada el 12 de enero de 2012 en la HV-3102 cerca de la población de Puerto Moral (Huelva). Pesaba 1724g y mostraba un estupendo estado de carnes. En el momento del hallazgo no se apreciaba lesión alguna. Únicamente le había sido amputada la cola post-mortem por alguien que pasaría aquella mañana por allí antes que yo.

Gineta atropellada con la cola amputada

 Durante la necropsia, no se halló prácticamente ninguna lesión corporal, estando los únicos daños en la cabeza, la cual mostraba un politraumatismo craneal con salida de tejido encefálico a subcutáneo. Al acceder a abdomen, me llamó la atención la presencia de una masa peluda suelta en el espacio abdominal. Resultó que sí existía una lesión en abdomen; la rotura del estómago que había liberado la cabeza casi intacta de una rata que habría cazado pocas tiempo antes de morir.

Cabeza de rata hallada en cavidad abdominal

Más impresionante fue hallar cientos de pequeños parásitos en intestino. Macroscópicamente, apenas supertaban los 15mm de longitud, y los 4mm de anchura. Eran de aspecto aplanado, por lo que supuse que serían cestodos. Al colocarlos bajo la lupa, pude comprobar que presentaban un escólex con dos filas de ganchos que le permitían aferrarse a la mucosa intestinal. 

Tramo de intestino con los cestodos adheridos (aún por identificar)

A pesar de la gran cantidad de parásitos que esta gineta tenía en intestino, no parecía estar sana, sino que además mostraba un buen estado de carnes y un buen pelaje. Ello demuestra que la presencia de parásitos no implica enfermedad, y que, como su propio nombre indica, suelen respetar un equilibrio que hace compatible su diseño evolutivo con una vida sana de su hospedador.