miércoles, 26 de octubre de 2011

Arrendajos

Arrendajo en semilibertad en la Cañada de los Pájaros
Desde pequeño siempre ha sido un pájaro que me ha llamado la atención. Recuerdo la primera vez que escuché lo de "gallito del campo". Tendría sobre 8-9 años, en el campo de un familiar, cerca del Pilar de Pérez. Es la típica huerta un poco alejada de Aracena. Al ver volar un ave de mediano tamaño (me pareció más grande en aquella ocasión) con aquellos colores, me dijo que era un "gallito del campo". En aquel momento ve venía a la cabeza la visión de una especie de gallo silvestre, con su cresta y su cola... El único parecido que luego acabé dándole a lo de "gallo" son los colores. Y es que no se puede negar que entre la avifauna de la zona no abundan la especies con estos colores. Menos aún, de ese tamaño.
En Cazorla
Luego, he seguido con cierto cariño a esta especie allá donde he ido. Su sonido inconfundible, y sus colores fácilmente distinguibles, me recordaban aquel momento de la niñez cada vez que veía uno. Normalmente son desconfiados, pero en un merendero de Monfragüe casi me quitan el bocadillo de las manos. Pero eso fue hace 11-12 años, y por aquel entonces no tenía cámara digital. Las pocas fotos que tenía de aquel momento, con 2 arrendajos encima de la mesa en la que comía desaparecieron al velarse el carrete entero de la vieja cámara rusa.



Arrendajo desde el hide
Hace poco he comprobado en Cazorla que allí son algo más confiados que aquí, dejándose fotografiar tranquilamente, aunque en la distancia. Aquí en la Sierra apenas son un destello blanco-azulado entre las hojas de bosques más o menos cerrados. Las pocos fotos decentes que he sacado aquí, han sido de un inmaduro que presintiendo mi presencia en el hide, se aceró a apenas 1-2 metros del mismo, mientras intentaba mirarme en la oscuridad del interior. Ahí sí que me pude recrear, y tirarle unas pocas. Desde el hide también he comprobado como la mayoría de aves pequeñas le huyen. 

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