miércoles, 25 de septiembre de 2013

LINCES

Hoy no estaba especialmente inspirado... así que me he ido "a lo fácil". Linces ibéricos (Lynx pardina). Más bien voy a centrarme en la primera vez que vi la especie. Hice un recorrido de unos 4 kms, en el que vi huellas de un individuo de al menos, el ocaso o principio de la noche anterior. De vuelta al coche, vi otro rastro mucho más reciente que cruzaba el cortafuegos. Se podían apreciar hasta las marcas de los pelos de la cara inferior de las extremidades. Era obvio que ese rastro no tenía más que minutos. 
Huellas antigua (arriba) y reciente (abajo) de lince ibérico
De repente escuché en la distancia un maullido grave característico, por lo que corrí y me senté tras un palmito a la espera de que volviese a pasar por la misma zona. Finalmente salió por mi derecha un animal con collar (Dardo) trotando por el cortafuegos, y poco después, por la izquierda, apareció otro ejemplar sin collar (Grullo, su hijo). Ambos vocalizaban y pensé que iba a presenciar una pelea. Se metieron tras la vegetación, y después pude comprobar por los rastros que únicamente se habían aproximado el uno al otro sin aparentemente ninguna consecuencia. 
Situación de Grullo (izquierda) y Dardo (derecha) en el momento del avistamiento.

A decir verdad, fue mi primer encuentro con la especie en libertad. En cautividad tuve oportunidad en 2009 de vivir durante 4 meses el funcionamiento del Centro de Cría del Acebuche. En este periodo veía linces a diario a través del sistema de video-vigilancia, y esporádicamente, tenía oportunidad de ver alguno de ellos en sus cercados. Pero lo que nunca podré olvidar es cuando la directora del programa de cría me ofreció sujetar durante unos minutos y acicalar con una gasa húmeda a una cría de 16 días, Felina, a la que la madre había abandonado. Semanas más tarde esta hembra murió a causa de una infección vírica.
Felina en su 16º día de vida en el módulo de Crianza Artificial.

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